La
Plazoleta Eva Perón está situada en el Barrio de San Telmo, el más pequeño de
nuestra ciudad, pero el que reúne, tal vez, la mayor información de nuestra
historia. Un barrio que fue testigo y parte de la fundación de Buenos Aires,
donde se instalaron las primeras familias patricias adineradas en quintas y
palacetes que, posteriormente, tuvieron que huir hacia la zona norte con motivo
de la epidemia de fiebre amarilla. Cayó, entonces, en una progresiva decadencia
y esos palacetes reciclados se fueron transformando en los llamados
conventillos, ya que sus dueños alquilaban las habitaciones a los nuevos e
innumerables inmigrantes que llegaban en los barcos europeos y que, en su
mayoría, eran de bajos recursos.
Sus características tangueras y el interés del turismo por ese lugar tan particular detenido en el tiempo lo fueron transformando a lo largo de la historia. En 1978 con las demoliciones requeridas para la construcción de las avenidas sufrió un nuevo revés, pero actualmente es uno de los más visitados, no solo por turistas extranjeros sino también locales, ya que en viejas casonas coloniales se han instalado restaurantes, casas de antigüedades, escuelas de tango y galerías de arte. Se armaron también ferias callejeras y mercados y, además, se construyeron iglesias, museos y edificios públicos que lo fueron llevando a ser considerado patrimonio histórico en su conjunto.
Hoy nos ocupa principalmente la Plazoleta Eva Perón. Como plaza no tiene ninguna particularidad, solo un sendero que la rodea, bancos, luminarias y una hermosa arboleda, sin embargo, en su interior, está el monumento “Canto al Trabajo” con un significado que no pierde vigencia a pesar de los años. El escultor argentino Rogelio Yrurtia lo realizó en bronce en el año 1922. Son catorce figuras de más del doble del tamaño de un humano. A algunas se las ve arrastrando una piedra en señal del esfuerzo del trabajo en conjunto y delante hay otras cinco, símbolo de la familia, un hombre erguido con los brazos abiertos que ha logrado levantarse, una mujer escudriñando el futuro y tres chicos con los brazos abiertos en posición de correr para abrazar el horizonte. También es un gran símbolo a la grandeza de la mujer como sostén, alegría y esperanza ante la lucha.
En frente podemos ver la sede principal de la Facultad de Ingeniería de la UBA. El edificio fue construido en el año 1951, en estilo neoclásico, por la Dirección General de Arquitectura del Ministerio de Obras públicas de la Nación como sede de la Fundación Eva Perón, sin embargo, no llegó a ocuparse como tal debido al derrocamiento de la presidencia de Juan D. Perón por la Revolución Libertadora de 1955. A partir de 1956 fue destinado a la Facultad de Ingeniería luego de ser terminado por un equipo a cargo del Ingeniero Cáceres. La fachada y los dos laterales están sostenidos por columnas con capiteles dóricos y consta de planta baja, cinco pisos y dos subsuelos. Fue inaugurado en 1966 y en 2011 fue declarado Monumento Histórico Nacional.
En la otra cuadra están los Gemelos, dos edificios monumentales que pertenecen hoy al Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, pero que en su origen fueron construidos con diferentes destinos. El primero, diseñado en el año 1911, iba a ser sede del nuevo Asilo Nacional Nocturno, un edificio donde se entrelazan el estilo Tudor, el neogótico y el academicismo francés, formando parte de la arquitectura ecléctica en auge a principios del siglo XX, con fachadas de ladrillos a la vista, revestimientos de símil piedra París y mansardas de pizarra. El proyecto no tuvo un autor concreto pero la obra fue adjudicada al constructor Andrés Vanelli. El otro edificio fue construido a su imagen y semejanza por Mauricio Kinbaum y Cía. una década después y se inauguró en 1931. Fue sede de Yacimientos Petrolíferos Fiscales hasta su traslado a su nuevo edificio y luego se sumó al Ministerio. En el año 2010 los Gemelos fueron parte de un plan de restauración pasando a formar parte del Patrimonio Histórico Nacional.
Y luego podemos caminar por este barrio tan especial que es San Telmo, para descubrirlo como lo que es, un barrio romántico, antiguo pero moderno, con reminiscencias del auténtico Buenos Aires y las variables de una sociedad que se reinventa todo el tiempo. Podemos andar por esas callecitas adoquinadas, con farolas antiguas salpicadas por ahí, con árboles añosos que nos refugian bajo sus sombras y recovas que nos protegen de la lluvia. Y también podemos disfrutar de una gastronomía variada a donde seguramente recurriremos ya se imaginarán para que… para el cafecito que siempre nos espera al final. Nos vemos…
Sus características tangueras y el interés del turismo por ese lugar tan particular detenido en el tiempo lo fueron transformando a lo largo de la historia. En 1978 con las demoliciones requeridas para la construcción de las avenidas sufrió un nuevo revés, pero actualmente es uno de los más visitados, no solo por turistas extranjeros sino también locales, ya que en viejas casonas coloniales se han instalado restaurantes, casas de antigüedades, escuelas de tango y galerías de arte. Se armaron también ferias callejeras y mercados y, además, se construyeron iglesias, museos y edificios públicos que lo fueron llevando a ser considerado patrimonio histórico en su conjunto.
Hoy nos ocupa principalmente la Plazoleta Eva Perón. Como plaza no tiene ninguna particularidad, solo un sendero que la rodea, bancos, luminarias y una hermosa arboleda, sin embargo, en su interior, está el monumento “Canto al Trabajo” con un significado que no pierde vigencia a pesar de los años. El escultor argentino Rogelio Yrurtia lo realizó en bronce en el año 1922. Son catorce figuras de más del doble del tamaño de un humano. A algunas se las ve arrastrando una piedra en señal del esfuerzo del trabajo en conjunto y delante hay otras cinco, símbolo de la familia, un hombre erguido con los brazos abiertos que ha logrado levantarse, una mujer escudriñando el futuro y tres chicos con los brazos abiertos en posición de correr para abrazar el horizonte. También es un gran símbolo a la grandeza de la mujer como sostén, alegría y esperanza ante la lucha.
En frente podemos ver la sede principal de la Facultad de Ingeniería de la UBA. El edificio fue construido en el año 1951, en estilo neoclásico, por la Dirección General de Arquitectura del Ministerio de Obras públicas de la Nación como sede de la Fundación Eva Perón, sin embargo, no llegó a ocuparse como tal debido al derrocamiento de la presidencia de Juan D. Perón por la Revolución Libertadora de 1955. A partir de 1956 fue destinado a la Facultad de Ingeniería luego de ser terminado por un equipo a cargo del Ingeniero Cáceres. La fachada y los dos laterales están sostenidos por columnas con capiteles dóricos y consta de planta baja, cinco pisos y dos subsuelos. Fue inaugurado en 1966 y en 2011 fue declarado Monumento Histórico Nacional.
En la otra cuadra están los Gemelos, dos edificios monumentales que pertenecen hoy al Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, pero que en su origen fueron construidos con diferentes destinos. El primero, diseñado en el año 1911, iba a ser sede del nuevo Asilo Nacional Nocturno, un edificio donde se entrelazan el estilo Tudor, el neogótico y el academicismo francés, formando parte de la arquitectura ecléctica en auge a principios del siglo XX, con fachadas de ladrillos a la vista, revestimientos de símil piedra París y mansardas de pizarra. El proyecto no tuvo un autor concreto pero la obra fue adjudicada al constructor Andrés Vanelli. El otro edificio fue construido a su imagen y semejanza por Mauricio Kinbaum y Cía. una década después y se inauguró en 1931. Fue sede de Yacimientos Petrolíferos Fiscales hasta su traslado a su nuevo edificio y luego se sumó al Ministerio. En el año 2010 los Gemelos fueron parte de un plan de restauración pasando a formar parte del Patrimonio Histórico Nacional.
Y luego podemos caminar por este barrio tan especial que es San Telmo, para descubrirlo como lo que es, un barrio romántico, antiguo pero moderno, con reminiscencias del auténtico Buenos Aires y las variables de una sociedad que se reinventa todo el tiempo. Podemos andar por esas callecitas adoquinadas, con farolas antiguas salpicadas por ahí, con árboles añosos que nos refugian bajo sus sombras y recovas que nos protegen de la lluvia. Y también podemos disfrutar de una gastronomía variada a donde seguramente recurriremos ya se imaginarán para que… para el cafecito que siempre nos espera al final. Nos vemos…
Sandra
Machado
Luis Marcellini
María Catalina Alberto
Cristina Monmany
Eduardo Di Clerico
Victoria Braunstein
Juan Carlos San Gil
Eleonora Dorrego
Chuni Torrassa
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