Croquiseros Urbanos - Bs. As.: febrero 2021

No es lo mismo Parque Chacabuco ... que Parque Chacabuco

Es un barrio de Buenos Aires que limita, al norte; con el barrio de Caballito; al oeste, con el de Flores; al este, con el de Boedo y; al sur, con el de Nueva Pompeya. En su interior, el barrio, alberga otros barrios no oficiales de Bs. As., como el Butteler, Cafferata, Emilio Mitre, Simón Bolívar, Juan XXIII, Coreano y la Villa 13 bis, todos barrios obreros en sus orígenes. Por 1910, el problema de la vivienda obrera comenzaba a preocupar, por lo que se comenzaron a construir barrios de manzanas angostas y alargadas y cruzadas por pasajes. De ellos, el primero fue el Emilio Mitre, comenzado en 1917 y finalizado en 1923, donde se construyeron viviendas obreras para empleados del Banco Municipal.
El barrio Parque Chacabuco, debe su nombre, justamente, al Parque Chacabuco, qué a su vez, debe su nombre a la Batalla de Chacabuco, dirigida por el Gral. San Martín en 1817, y que es uno de los 3 pulmones verdes de Buenos Aires, junto a los bosques de Palermo y el Parque Avellaneda.
Después de la expulsión de los jesuitas en 1767, todos sus bienes en la Ciudad fueron expropiados y declarados propiedad de la Corona Española, entre ellos la llamada “Chacrita de Belén”, ocupada desde 1740, donde en 1781 se comenzó la construcción de la futura Fábrica Nacional de Pólvora, ubicada en la zona sur de lo que es hoy el Parque, por lo que muchos vecinos lo llaman “el polvorín de Flores”. Esta fábrica no explotó, como cuentan algunas leyendas, simplemente, se creía que retrasaba el desarrollo de la zona, por lo que los terrenos fueron vendidos por el gobierno nacional a la Municipalidad, para hacer un paseo público, a pedido de sus vecinos. Así, en 1903 se estableció el trazado y nomenclatura del parque, quedando delimitado por las calles Emilio Mitre y las Avenidas Eva Perón, Cuarapaligue y Asamblea. El diseño de su parquizado, como no podía ser de otra manera, fue realizado por Carlos Thays, armando un rosedal con senderos rodeados de flores y árboles, donde se colocaron bancos, y una enorme fuente de agua. Posteriormente, en su interior, se construyeron varios edificios: escuelas, jardines de infantes, centro de jubilados, confiterías, un centro deportivo, una escuela de ajedrez y una histórica calesita, como así también un centro cultural. Hasta 1920 estuvo alambrado y con ligustrinas a su alrededor y en Asamblea y Mitre, había un gran portón que se abría, todos los días, para el paso de la gente. Adentro había un tambo, vendedores ambulantes, como el vendedor de pavos o el barquillero, el manicero, los organitos, un kiosco, un vivero y las ferias francas. Fue uno de los primeros espacios verdes donde se hicieron actividades deportivas y en el año 1962, fue parte de la lucha entre colorados y azules.

Originalmente, fue rodeado por baldíos y quintas que, con el tiempo, fueron formando el barrio que se conoce actualmente. Una de las quintas más importante, fue la de Segurola Letamendi. El hermano de Segurola, Saturnio Segurola (1776-1854), deán y médico, no solo tuvo mucho que ver con el mejoramiento del sistema escolar de Buenos Aires, sino que, en ella, a la sombra de un hermoso “pacará”, árbol originario del Perú y único ejemplar en nuestra Ciudad, fue el primero en aplicar, personalmente, la vacuna contra la viruela, enfermedad que, hasta ese momento, no solo había causado estragos, sino que no se conocía cura para ella. En el año 1990 este añoso árbol fue retirado, aparentemente, por encontrarse enfermo y, el que vemos hoy, en la Plazoleta José Luis Romero, es un ejemplar obtenido de sus semillas.
Lamentablemente su fisonomía ha cambiado con la construcción de la Autopista 25 de mayo, que lo atraviesa en diagonal, dejando un solo paso de conexión, entre las construcciones que fueron surgiendo después. Incluso, en sus comienzos, fue un museo al aire libre, ya que en su interior había infinidad de esculturas, muchas de las cuales fueron retiradas con la construcción de la Autopista.
En las cercanías del parque encontramos varios edificios importantes, entre ellos el Instituto vocacional de Arte Manuel Lavardén, que a principios del siglo XX fue el Hospital Regional de Asistencia Pública, y la Iglesia de la medalla Milagrosa, de estilo neorrománico, que posee mas de 150 vitrales originales del año 1948, creados por el artista Antonio José Estruch, pintor catalán, que realizó vitrales en infinidad de lugares, entre ellos el Café Toroni. Ellos han sido restaurados por la vitalista Paula Ruiz, desde el año 2017. La iglesia se inauguró en el año 1941, construida por el Arq. Carlos Massa, montada sobre una explanada con escalinatas, templo de tres naves con crucero, dos torres en la fachada con campanario carrillón de seis campanas, cuatro relojes y una imponente cúpula hexagonal de 40 m de altura.
Y también tenemos algunos vecinos famosos, como, por ejemplo, Rafael Rossi compositor y bandoneonista, amigo de Carlos Gardel; Juan Carlos Baglietto; Astor Piazolla y sus hijos; Pascual Contursi, cuyos tangos Cafferata y Ventanita de Arrabal, fueron inspirados en un conjunto de casas baratas que formaban parte del barrio. Y por otro lado, hubo varios edificios de industrias importantes que, hoy ya no están o fueron remodelados, como la fábrica de galletitas El Orden, los postres Royal, las cocinas Volcán y los dulces La Gioconda.
Y, … como me iba a faltar una leyenda urbana. Pertenece al Barrio no oficial Butteler, que fue finalizado en 1910, justo con la visita del cometa Halley a la tierra y, dicen por ahí, que fue el responsable de otorgarle poderes. Vecinos cuentan que, cuando llueve, las casas se iluminan de una forma especial cuando cae un rayo en la plaza. Parece que Azucena Butteler, donante del terreno del barrio, junto con Xul Solar, su amigo, idearon un monumento a los seres superiores del Universo, creando el barrio a su alrededor, de manera que los pobres recibieran una energía tan fuerte de los dioses, que les evitara todo tipo de problemas, tal es así, que muchos vecinos dicen no haberse enfermado nunca o curarse milagrosamente de enfermedades.
Bueno amigos, eso fue todo por hoy, un nuevo desafío nos espera. Nos volveremos a encontrar, virtualmente, aunque llueva o truene. Por lo que se ve y se escucha, la virtualidad va para largo, … aunque, deberíamos probar de instalarnos en el barrio Butteler, quien nos dice que, gracias a la Sra. Butteler y Xul Solar, tenemos la cura para el bicho y no lo sabemos!!!!!
Arq. Sandra Machado

EDUARDO LISERRA