domingo, 17 de diciembre de 2023

Croquiseros Urbanos Bs. As. - Salida Nº 150 - Palacio de Aguas Corrientes - Balvanera - 16/12/2023


    
Desde la fundación de Buenos Aires las epidemias siempre estuvieron presentes en la ciudad. La primera fue de sarampión en el año 1685. En ese entonces la ciudad estaba atravesada por arroyos que terminaban en la barranca del Río de la Plata, no existía sistema de saneamiento, ni acciones de higienización que impidieran que fueran focos infecciosos y propagaran enfermedades. Con la creación del Virreinato se tomaron las primeras medidas, entre ellas, la prohibición de la circulación de carretas en la ciudad, los primeros desagües y el empedrado de las calles, pero con pocos resultados. A pesar de todo, durante el s. XIX la Gran Aldea se transformó en la metrópoli más importante de América Latina debido a la actividad comercial y a la inmigración, sin embargo, el sistema sanitario no estuvo a la altura. Las epidemias de cólera y fiebre amarilla diezmaron la población, se paralizaron las actividades comerciales, se creó un ferrocarril para transportar los féretros y nació el cementerio de Chacarita. Además, un tercio de la población dejó el sur de la ciudad para trasladarse al norte en busca de aires más sanos. Recién entonces se comenzó a pensar en un sistema sanitario. Se creó la Comisión de Obras de Salubridad y se realizaron las primeras obras, que resultaron primitivas y escasas: el primer sistema de agua corriente, de pocos metros; el primer reservorio de agua; la planta de purificación de agua en Recoleta y luego la de Palermo; hasta que a finales del s. XIX se inauguró el Palacio de Aguas Corrientes como muestra de modernidad, civilización y progreso de una Ciudad que quería estar a la altura de las más importantes del mundo. 
    Es una de las obras más icónicas de Buenos Aires y símbolo de la Belle Époque porteña. Ejemplo de arquitectura ecléctica, albergaba en su interior 12 depósitos de agua para el abastecimiento de la ciudad, con capacidad para 72 millones de litros, sostenidos por una mega estructura de hierro fundido construida en Bélgica y compuesta de 180 columnas. Ocupa una manzana entera comprendida entre la Av. Córdoba y las calles Riobamba, Ayacucho y Viamonte, en el barrio de Balvanera. Las fachadas están revestidas de 170.000 piezas de terracota y 130.000 ladrillos esmaltados traídos en barco desde Inglaterra y los Países Bajos. Los ventanales son de cedro de Paraguay y el techo de pizarra traído de Francia. A su alrededor se encuentran las esculturas de los 14 escudos de las provincias de ese entonces, el de la Nación y el de la Ciudad de Bs. As. Su ornamentación se compone de pilastras, cornisas, columnas, arquillos, balaustres, paneles con motivos vegetales de vivos colores, copones y adornos. Su construcción demandó siete años, desde 1887 hasta 1894, y estuvo a cargo del ingeniero y arquitecto sueco Olaf Boye y el arquitecto noruego Carlos Nystromer bajo un proyecto del ingeniero John Bateman. Consta de una planta cuadrada de 90 metros de lado y 20 metros de altura, con cuatro torres salientes en las esquinas, al igual que la entrada que también sobresale y remata en una cúpula. Funcionó como potabilizador de agua hasta 1978 cuando se lo convirtió en Archivo Histórico de Planos donde se encuentran 2.600.000 planos de instalaciones, Biblioteca, Museo de Aguas y de la Historia Sanitaria y oficinas. En 1989 se lo declaró Monumento Histórico Nacional.
    Frente a él, formando un polo de edificios fastuosos del s. XIX, podemos encontrar, en la esquina de Ayacucho y Av. Córdoba, el edificio de la ex Caja de Jubilaciones y Pensiones, hoy instituto de Enseñanza Superior “Alicia Moreau de Justo” realizado en 1874, en estilo neoclásico, por el arquitecto José Estévez Goldar, importante arquitecto de Bs. As del siglo XIX. Enfrente, la Escuela Superior en Lenguas Vivas Roque Saénz Peña, creada en 1874, pero mudada a su sede definitiva en 1880 a la manzana rodeada por las calles Ayacucho, Riobamba, Paraguay y Av. Córdoba, construida por el arquitecto Bunge en estilo Tudor, el preferido para los edificios educativos de la época y declarada Monumento Histórico en el año 1975. Y sobre la calle Ayacucho, entre Tucumán y Viamonte, está el Colegio de La Salle, de estilo renacentista, construido en 1898 por la empresa Emanuele Domenighetti bajo la dirección del Hermano Damián, declarado Monumento Histórico en el año 2008.
    ¡Nuestra última salida del año! ¡Cuántos hermosos lugares recorridos! ¡Cuántas nuevas experiencias vividas! ¡Cuántas historias nuevas aprendidas! ¡Cuántos compañeros nuevos! Y cuantos que ya no están físicamente, pero que siempre tendrán un lugar en nuestro corazón y nuestro recuerdo. ¡Brindo por todos nosotros, por este grupo maravilloso que inspira siempre! ¡Por otro año más de Croquiseros Urbanos de Buenos Aires! ¡Feliz 2024!
Sandra Machado





EDUARDO LISERRA






SANDRO BORGHINI








LUIS MARCELLINI





HORACIO NONI






ANA SLONINSKY






MARITA SALAS





EDGARDO MINOND






RICARDO GERSBACH





GABY TERZANO





CHUNI TORRASSA







ELEONORA DORREGO







GUILLERMO DI RENZO
 





CARLOS SAENZ







VICTORIA BRAUNSTEIN







CESAR MURGA






MARIA ISABEL ROMERO








MARIA CATALINA ALBERTO






NELIDA LANZA






MALVINA FERNANDEZ






DORA RUD








PAT AMODEI






CLAUDIO PEREZ REY










domingo, 19 de noviembre de 2023

Croquiseros Urbanos Bs. As. - Salida Nº 149 - Museo de la Inmigración – Retiro - 18/11/2023

    ¿Quién de nosotros no desciende de un inmigrante? Creo que casi todos, ¿verdad? Pero, seguramente, no tenemos idea de lo que pasaron nuestros antepasados al llegar aquí. ¡Lo difícil que habrá sido la decisión, en aquel momento, de viajar rumbo a lo desconocido! Hoy muchas personas emigran de nuestro país y es difícil a pesar de que la modernidad en general les ofrece todos los beneficios y pueden saber todo de antemano ¡gracias al bendito Internet! ¿Se imaginan viajar a un lugar del otro lado del mar, hacinados en barcos durante días, sin saber lo que les esperaba, solo movidos por la esperanza? ¡Qué hazaña! ¡Qué coraje! Porque lo que para ellos era la ilusión de un futuro mejor, aunque incierto, para las compañías navieras era solo un negocio muy lucrativo. Y a pesar de todo, entre 1830 y 1930 millones de europeos emigraron hacia América.
    Desde el año 1821 se comenzaron a implementar leyes en Argentina para promover la inmigración, sobre todo de jóvenes, ofreciendo beneficios por instalarse en nuestras tierras. Pero la Ley N°817 del año 1876, llamada Ley Avellaneda, fue la que definió, finalmente, que toda aquella persona que llegara en barco a vapor o a vela, en tercera o segunda clase, menor de 60 años, libre de enfermedades o defectos físicos era considerada inmigrante. ¡Guau! Suena un poco fuerte ¿no?, pero esta ley dio un gran impulso a la inmigración y a la colonización, tal es así que en las últimas décadas del S. XIX se produjeron fuertes oleadas migratorias que necesitaban albergue.
    El Hotel de Inmigrantes que conocemos hoy no fue el único. En el año 1857 se inauguró el primero en la esquina de la Av. Alem y Corrientes. Hubo luego asentamientos provisorios a donde los inmigrantes fueron trasladados para separarlos de los afectados por las enfermedades y epidemias y cuyo uso fue temporal, como el Asilo de Palermo, el ubicado en La Quinta Bollini o el de San Fernando. En 1881 se inauguró el segundo edificio en la calle Cerrito, entre Juncal y Arenales, y más tarde el “de la Rotonda”, en 1888, en el barrio de Retiro. Sin embargo, la explosión de la inmigración hizo que todo resultara insuficiente y así en 1906 comenzó la construcción del actual Hotel de Inmigrantes en la Avenida Antártida Argentina. Allí alojaban a las familias enteras, que llegaban sin recursos, durante 5 días en forma gratuita, mientras buscaban trabajo. Época de plenitud de Argentina, podía costear su alojamiento, clases de español, cuidado sanitario, y comida para todos ellos. Desde ese lugar, una vez que conseguían trabajo, se mudaban a los famosos conventillos. 
    Ocupaba seis hectáreas del Puerto Nuevo. Tenía desembarcadero propio, donde hoy se encuentra la Escuela de Guerra Naval, y varios pabellones con diferentes usos alrededor de una plaza central: depósito de equipajes y aduana, hospital, oficina de correos y oficina de trabajo. Contaba con cuatro pisos: en la planta baja estaba la gran cocina y un comedor para cerca de 1000 personas; en los 3 pisos superiores se encontraban los dormitorios, a razón de cuatro por piso, divididos en hombres y mujeres y niños, que albergaban alrededor de 250 personas cada uno. Los constructores italianos Udina y Mosca y más tarde el alemán Kronffuss fueron los responsables de su construcción. Era un edificio de líneas rectas y ritmos uniformes, de hormigón armando, con amplios corredores muy ventilados en su interior, escaleras de mármol de carrara y revestimientos de mosaicos blancos traídos de Europa. El hotel estuvo activo hasta 1953.
    Pero… ¿Qué pasó después? Pues después fue víctima del abandono y sus múltiples y variados usos hicieron que sus instalaciones sufrieran un deterioro considerable. Hasta que en el año 2012 el Museo de la Universidad de Tres de Febrero (MUNTREF) comenzó a desarrollar el proyecto Boltanski Buenos Aires, un recorrido por la Ciudad de Buenos Aires que partía de la sede de la Universidad de Tres de Febrero (UNTREF) en Caseros, pasaba por varios sitios icónicos, hasta llegar al Hotel de Inmigrantes, para mostrar las capas de la memoria como parte de la experiencia humana contemporánea. “Migrantes” se llamó la muestra y ocupó el tercer piso del viejo Hotel. Para la exhibición tuvieron que realizar tareas de mantenimiento y restauración de diversa índole en ese piso. Pero no se detuvieron allí, sino que, posteriormente, una vez terminada la muestra, incluyeron al resto del edificio para darle impulso al Museo de la Inmigración, creado en 1974. Restauraron la arquitectura y funcionalidad del edificio manteniendo los materiales y la disposición originales del mismo, con el aval de la Comisión Nacional de Patrimonio Histórico de la Nación, que lo había declarado Monumento Histórico Nacional en 1992. Así, el Museo de Inmigrantes se instaló en un sector, contándonos las diferentes etapas de la inmigración de nuestros antepasados que llegaron para vivir en nuestra patria desde Europa, África y Asia, entre finales del s. XIX y principios el S. XX y las variables de la inmigración actual. Podemos encontrar, además, documentos, videos, fotografías y bases de datos de los inmigrantes. En otro sector se desarrolló el Centro de Arte Contemporáneo, para la diversidad cultural, que presenta diferentes muestras de autores nacionales e internacionales a lo largo del año. Ambos museos son parte del complejo de la UNTREF: el MUNTREF.
    La historia de nuestra Ciudad me hace pensar. He aprendido mucho a lo largo de estos escritos, pero la historia de este lugar me emociona porque me siento parte. Uno de mis bisabuelos era italiano, sé que vino en uno de esos barcos y se alojó en ese hotel. ¿Qué se imaginan que haría si me lo encontrara?... Claro… lo invitaría a la renovada cafetería del Hotel y le preguntaría: ¿Cómo te animaste a tanto? ¿Qué pensaste al venir aquí? ¿Cómo era este lugar en aquel entonces? ¿Tus sueños se cumplieron? Y finalmente, algo que me intriga… ¿Por qué elegiste Argentina?    
Sandra Machado


Adhemar O. Rioja



Carlos Saenz





Silvia Alvarez Bello




 Nelida Lanza





Luis Marcellini



Eduardo Liserra



Lily Slutzky




Gustavo Colotto




Claudio Perez Rey


Eleonora Dorrego




Maria Catalina Alberto (Mayca)




Horacio Noni




Alejandro Pérez Bértola




Sandra Tabera



Marita Salas



Manuel Dominguez




Sandro Borghini







Laura Vacs




Adriana Pedraglio


 

Alba Susana Oviedo 



Alex Sahores





Ricardo "Mono" Gersbach




Pat Amodei





Coco Rasdolsky




Diego Escarrá




Stella Maris Dotti



Amelia Estrada Soto







Victoria Braunstein


Guillermo Di Renzo



 

Maria Isabel Romero




Sonia Pesajovich



Walter Runza



Juan Carlos San Gil




Malvina Fernandez



César Murga



Chuni Torrassa