Antes
que nada, aclaro que este texto es “No apto para tristes, amargados o
depresivos”. La idea es que el humor siempre nos acompañe, aun cuando nos
mandamos alguna macana.
No hace falta caminar mucho por la ciudad para ver esas pintorescas, extrañas, imponentes y horribles medianeras. Esos elementos olvidados por arquitectos, ingenieros y constructores que nos muestran la cara inútil de un edificio. Esa que queda allí a la espera de otra que la va a tapar o esa que cuenta la historia del edificio demolido sobre la medianera vecina, dejando las marcas de paredes, azulejos, las siluetas de escaleras, puertas y hasta empapelados y pinturas.
Para los arquitectos no hacen falta definiciones, pero para los que no lo son, les cuento lo que es una medianera: “Muro divisorio entre lotes de diferentes propietarios” o su traducción al castellano, “conflicto entre vecinos, mi vecino es mi enemigo”. También puedo contarles que en la facultad nos hacían diseñar hasta el tornillo del picaporte de la puerta del último cuartucho de nuestro proyecto, pero nunca nos exigieron que diseñáramos una medianera. Igualmente, les puedo describir diferentes tipologías que podemos ver:
- Las hay altas y esbeltas, gigantescas y completamente lisas, de las que parecen una autopista al cielo.
- Las
hay de ladrillos, pintadas de blanco o de colores, con franjas de distintos
materiales, limpias, sucias, en buen estado o en estado deplorable.
- Las
hay de las que no existen, porque tenemos la suerte de encontrar edificios
todos iguales uno al lado del otro.
- Las
hay petisas, de las que no sirven ni para seguridad.
- Las
hay con prolijas ventanas todas iguales, “todas ilegales”, en una sucesión
interminable hacia arriba, que esperan ser tapadas por otros edificios que las
convertirán en agujeros negros y oscuros, quedando los ladrillos desprolijos
detrás de sus vidrios.
- Las hay completamente perforadas con ventanas irregulares y colocadas sin ningún
criterio, producto de una trasnoche de sexo, drogas y alcohol de su diseñador.
En
fin, qué más puedo decir. Seamos serios y sigamos con la historia.
En el año 1944 se creó el 1º Código de Planeamiento Urbano y en 1948, la ley de Propiedad Horizontal. Tuvieron que pasar muchos años para que los cráneos del diseño se dieran cuenta de que las medianeras eran, simplemente, “UN ESPANTO” y dijeron … “hay que mejorarlas, intervenirlas, decorarlas, dignificarlas o hacerlas desaparecer mágicamente”. Y yo digo, antes … ¿no lo pensaron?
Entre las grandes ideas se les ocurrió taparlas con publicidad. Es así que, podemos ver propagandas sobre ellas: desde bancos que nos venden la solución a todos nuestros problemas económicos, que nunca nos faltan; de comidas con fotografías tentadoras de apetitosos platos, que cuando los compramos, son una decepción; de perfumes con imágenes de sensuales personajes que nos miran desde las alturas; hasta ropa interior con gigantografías de hombres super musculosos con un lomo terrible que nos quita la respiración o mujeres sexys que invitan al pecado.
Sin embargo, los genios ocupados de estos temas, después de un tiempo, se dieron cuenta de que la publicidad “NO SERVÍA” porque no las cubría completamente sino solo un sector. Incluso, en épocas de crisis, que a los argentinos nunca nos faltan, aparecía la ridícula leyenda “espacio disponible y blablablá”, o se iba destiñendo hasta la próxima propaganda o su armazón quedaba pelado.
Por suerte, alguien vino a
salvar nuestro honor. Los artistas de Arte Urbano o Street Art que, subidos a
kilométricos andamios que vuelan por las alturas, las cubren en su totalidad
con sus dibujos: desde animales en medianeras de 3 o 4 cuerpos, cielos,
paisajes, jugadores de futbol, hasta pequeñas intervenciones naif en medianeras
bajas o respaldos de plazas. Guille Pachelo con su Paste up, Martín Ron,
Alfredo Segatori, son algunos de ellos. ¡Estamos salvados!, dijeron algunos arquitectos.
Pero otros, no contentos con esto, decidieron ponerse a pensar en “otras formas
de tapar el desastre que supimos crear”. Y es así que, no solo aquí sino en el
mundo, se vislumbran otras opciones que, seguramente, pronto veremos en nuestra
ciudad. Medianeras verdes a las que ojalá nunca las agarre una sequía o pierda
un caño, revestimientos metálicos con diferentes diseños creando falsas
fachadas y medianeras fotovoltaicas, son algunas de esas ideas. Parece que el
problema, finalmente, se resolverá … veremos. Con respecto a todos nosotros,
les digo que, en la materia “medianera”, todos reprobamos. Y a los que sugieren
los temas de las salidas temáticas, para la próxima por favor, tengan piedad de
mí.No hace falta caminar mucho por la ciudad para ver esas pintorescas, extrañas, imponentes y horribles medianeras. Esos elementos olvidados por arquitectos, ingenieros y constructores que nos muestran la cara inútil de un edificio. Esa que queda allí a la espera de otra que la va a tapar o esa que cuenta la historia del edificio demolido sobre la medianera vecina, dejando las marcas de paredes, azulejos, las siluetas de escaleras, puertas y hasta empapelados y pinturas.
Para los arquitectos no hacen falta definiciones, pero para los que no lo son, les cuento lo que es una medianera: “Muro divisorio entre lotes de diferentes propietarios” o su traducción al castellano, “conflicto entre vecinos, mi vecino es mi enemigo”. También puedo contarles que en la facultad nos hacían diseñar hasta el tornillo del picaporte de la puerta del último cuartucho de nuestro proyecto, pero nunca nos exigieron que diseñáramos una medianera. Igualmente, les puedo describir diferentes tipologías que podemos ver:
- Las hay altas y esbeltas, gigantescas y completamente lisas, de las que parecen una autopista al cielo.
En el año 1944 se creó el 1º Código de Planeamiento Urbano y en 1948, la ley de Propiedad Horizontal. Tuvieron que pasar muchos años para que los cráneos del diseño se dieran cuenta de que las medianeras eran, simplemente, “UN ESPANTO” y dijeron … “hay que mejorarlas, intervenirlas, decorarlas, dignificarlas o hacerlas desaparecer mágicamente”. Y yo digo, antes … ¿no lo pensaron?
Entre las grandes ideas se les ocurrió taparlas con publicidad. Es así que, podemos ver propagandas sobre ellas: desde bancos que nos venden la solución a todos nuestros problemas económicos, que nunca nos faltan; de comidas con fotografías tentadoras de apetitosos platos, que cuando los compramos, son una decepción; de perfumes con imágenes de sensuales personajes que nos miran desde las alturas; hasta ropa interior con gigantografías de hombres super musculosos con un lomo terrible que nos quita la respiración o mujeres sexys que invitan al pecado.
Sin embargo, los genios ocupados de estos temas, después de un tiempo, se dieron cuenta de que la publicidad “NO SERVÍA” porque no las cubría completamente sino solo un sector. Incluso, en épocas de crisis, que a los argentinos nunca nos faltan, aparecía la ridícula leyenda “espacio disponible y blablablá”, o se iba destiñendo hasta la próxima propaganda o su armazón quedaba pelado.
Al final de los dibujos podés ver el video
Adriana Pedraglio
Sonia Pesajovich
Sandro Borghini
Juan Carlos Di Filippo
Clara Gonzalez Bolognesi
Mariano Manikis
Sandra Machado
Luis Marcellini
Eduardo Liserra
Eleonora Dorrego
Roberto Frangella
Maria Catalina Alberto
Oz Alvarez Rojas
Maria Isabel Romero
Cesar A. Malluk
Gaby Terzano
Ana Sloninsky de Groba
Adhemar Orellana Rioja
Susana Oviedo
Fito Besada
Gustavo Colotto
Gustavo Geberovich
Patricia Amodei
Dora Rud
Poupee
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