Croquiseros Urbanos - Bs. As.: Croquiseros Urbanos Bs. As - Cuarta Salida Virtual

SALIDA VIRTUAL 4 – PLAZA MISERERE O PLAZA ONCE – SHOPPING POR ABAJO Y CIUDAD POR ARRIBA

Como recordarán, por las salidas 100 y 101, Once no es un barrio oficial, sino un sub-barrio “no oficial”, dentro del barrio de Balvanera. Y su Plaza Miserere, una de las principales de Bs. AS., rodeada por las calles Ecuador y Bme. Mitre y las Avenidas Rivadavia, (antes Camino Real), y Pueyrredón. Debe su nombre a la estación de subte que está debajo, pero se la denomina Plaza Once, por la estación Once de Septiembre del tren Sarmiento. Recuerda el 11 de septiembre de 1852, cuando Bs.As., se convirtió en “Estado de Bs. As.” y se separó de la Confederación Argentina, a la que recién 10 años después, se volvió a unir.

Se ubica donde, inicialmente, estaba la Quinta de Miserere y cambió de nombre varias veces: Mataderos de Miserere, Hueco de los Corrales, Mercado del Oeste y Mercado 11 de septiembre, hasta 1947, que se restituye su nombre original y definitivo, en honor a un vecino, Antonio G. Varela, dueño de las tierras durante el siglo XVII, al que llamaban “Miserere”, por su misericordia y bondad. En 1882, el intendente Torcuato de Alvear, inició la delimitación de la plaza, cuando se realizó la Exposición Continental de la Industria, y luego en 1913, fue demolida para construir la estación del subte.

Con el diseño nuevo, en 1923, en el centro se incluyó, en 1932, el Mausoleo a Bernardino Rivadavia, primer presidente del país, hombre polémico que pidió expresamente “no ser enterrado en Bs. As.” y su mausoleo, es el único en una plaza, obra del escultor Rogelio Yrurtia. De 15 m de ancho por 24 m de largo y 9 m en su parte más alta, construido en 3 cuerpos majestuosos, de granito, y adornado con figuras de bronce. La de un hombre joven que representa vitalidad y energía y la de Moisés, como símbolo de sabiduría. El sarcófago se encuentra en el centro, a 4 m sobre el suelo, y fue realizado en cianita negra, cristal de roca con propiedades energéticas.

Mientras tanto, desde 1853, el tren comenzaba a llegar. En cualquier ciudad, se dice que “la estación es un agregado tardío al repertorio de la ciudad”. La de Once, comenzó como una estación intermedia, de un solo andén, entre Estación del Parque, hoy Plaza Lavalle, y San José de Flores, siendo una construcción de madera. La que conocemos hoy, pasó a ser una estación principal, que en 1896 se inauguró en Bme. Mitre y Pueyrredón como un edificio compacto, de estilo renacentista, con frentes simétricos, patio central coronado por cúpula de vidrio a 4 aguas, proyectado por el Arq. holandés Juan Doyer. Poco después, se construyó uno igual en la otra esquina de Pueyrredón, para la Bolsa de Cereales, (1899) y finalmente, en 1907, decidió unirlos con un edificio central más alto, manteniendo el clásico estilo de las terminales de tren. El crecimiento alrededor de la zona fue desprolijo y gigantesco generando, poco a poco, un lugar desordenado y sucio, que en su desprolijidad ocultó la cultura, a su paso.

Hace algunos años, la Dirección General de Regeneración Urbana, se ha dedicado a restaurar algunos edificios importantes y la recova, pieza central del proyecto. La idea original era que la recova tomara los 3 lados de la plaza, pero esto nunca se completó, solo abarcó 100 m. Por encima, encontramos edificios como el Hotel Pueyrredón, con sus molduras y remates, en un lote triple; luego un edificio de 8 pisos, finito de estilo francés, con terminación de mansarda, realizado por Petersen, Thiele y Cruz; a continuación, una casa de ladrillo y cal, con balcón y remates, y tomando la esquina, el Mercado Frigorífico, que en los años ´20, diseñó Alejandro Christophersen, con grandes ventanas en arco, en el 1º piso, y otras verticales en el 2º, y el remate de la terraza con columnas en el perímetro. Su entrada, escondida por ahí en la recova, con un portón francés elegante y una escalera con peldaños de piedra, todavía están. Todo está siendo restaurado. En la reparación de la recova, aparecieron molduras, capiteles y se puede ver la bovedilla, y aunque hay cosas que no se pueden retirar, como las persianas y los aires acondicionado, se trata de darle un poco de dignidad al lugar, con toldos de colores iguales, mejor iluminación y unificación de señalética.

Pero no solo es la recova, sino que, en nuestro recorrido por la zona, también encontramos otras bellezas arquitectónicas, como los edificios de Virgilio Colombo, arquitecto que llegó al Río de la Plata en el pre centenario, cuando Bs. As. era una tierra próspera, para sus compatriotas italianos. Sus edificios fueron un desafío y quería exponer en ellos, el nivel de prosperidad de la comunidad italiana. Su estilo estuvo, entre el eclecticismo moderno y el art nouveau, pero le dio su impronta con la inclusión de figuras de animales y alegorías humanas, cornisas oscuras y labradas, leones, pavos reales, ojivas góticas, ángeles, musas. La Casa de los Pavos Reales, la casa Grimoldi, con sus 36 leones, la casa Calise, con sus ángeles y musas, y otros edificios de oficinas, fueron algunos de los ejemplos. Cuenta la historia que sus obras, son dignas de la Ciudad Gótica, donde Batman se desplaza combatiendo el crimen.

Hoy, un centro comercial variado, una zona con un movimiento de 200.000 personas diarias, subte A y H, tren de la línea Sarmiento y más de 20 líneas de colectivos, se convirtió en una de las más inseguras de Bs. As.

Alguna vez he caminado por “Once” y me he visto atormentada por lo que estaba, directamente, delante de mis ojos. Una infinidad de elementos diversos, a la venta, que se entregan ante nosotros en las veredas y locales de la zona; los coloridos anuncios, que nos tientan con ofertas increíbles; los manteros que interrumpen nuestro andar y el paso atropellado de los que llegan tarde a su tren, colectivo o subte. Incluso, si nos alejamos un poco, nuestra vista es atrapada por los carteles y marquesinas que, con sus colores y letras aumentadas, nos marean y distraen, ocultando lo que, realmente, tiene el barrio para ofrecernos. Por abajo, todo está a la venta y por arriba nos encontramos con un legado arquitectónico, tal vez, poco igualado por otro barrio. Aprovechemos este momento virtual para verlo y para dibujarlo ya que, de otra manera, necesitaremos de la ayuda de Batman, y su búsqueda de justicia, para que nos proteja, mientras nos sentamos a dibujar.

Arq. Sandra Machado

ROBERTO FRANGELA