Cuando hablamos de Universidades tal vez en lo que menos pensamos es en su terraza. Pero esta no es una cualquiera, sino una “Terraza Parque” que, no solo tiene unas vistas espectaculares de nuestra ciudad y el río, sino que cuenta con anfiteatro, la expansión de un bar y diferentes sectores para esparcimiento y áreas verdes con variadas especies de plantas y árboles acordes al diseño de la estructura que los soporta. Una superficie de casi 2000 metros cuadrados que fue concebida por el Estudio RDR y el Grupo Landscape sobre una estructura metálica rodeada de vidrios encima del último piso del edificio original. Esta terraza es parte de una remodelación que tuvo dos etapas: la primera fue la puesta en valor del viejo edificio y la segunda la construcción de una nueva planta con oficinas, aula magna y un restaurant, rematada por la mencionada terraza, incorporando al edificio tecnologías de última generación en lo que se refiere al uso racional de la energía, el tratamiento del agua y la climatización.
Recordemos que el edificio donde hoy se encuentra la Universidad pertenecía a Obras Sanitarias de la Nación y allí funcionó durante casi 50 años el estacionamiento y los depósitos. Un edificio de hormigón armado que en 1997 salió a licitación por la privatización de la empresa. La Fundación Torcuato Di Tella participó del concurso con un proyecto del Arquitecto Clorindo Testa quien proponía la puesta en valor del edificio. Les fue adjudicado en 1999 y a partir del año 2004 comenzaron a trasladarse las distintas disciplinas hasta que en el año 2013 se realizó su inauguración oficial. Hoy el campus consta de tres edificios alrededor de un patio central.
Y,
¿qué vemos desde su terraza? Una panorámica de nuestra ciudad. Hacia un lado el
Río de la Plata, con los barcos navegando a la distancia, la cancha del Club
River Plate, la Ciudad Universitaria y hermosos y frondosos parques. Y hacia el
otro, millones de edificios de diferentes formas, alturas y colores que
conforman nuestra Buenos Aires.
Pero
quién diría que todo esto comenzó con una amasadora, ¿no? Si creen que
enloquecí. No, no es así.
En
1910 una Ordenanza Municipal prohibió el
amasado del pan a mano. Torcuato di Tella padre se asoció con dos inmigrantes
italianos y juntos fabricaron una máquina amasadora bajo la marca Siam, todo un
suceso para la época. A partir de 1920 se ampliaron y comenzaron a fabricar
surtidores de nafta, llegando a Brasil, Chile y Uruguay y más tarde
electrodomésticos, entre los más importantes y conocidos, la famosa heladera
Siam. Pero la historia no termina aquí, sino que la empresa crecía, aumentaba
la cantidad de empleados y hasta abrieron oficinas en New York. Incursionaron en
la industria siderúrgica con la empresa SIAT y los caños con costura para la
industria petrolera hasta que, poco después, la automotriz también formó parte
del equipo, creando la motoneta Siambretta muy conocida en los años cincuenta y
finalmente el auto Siam Di Tella, codiciado por la clase media de la época. Sin
embargo, ante el crecimiento desmedido y sin planificación, la empresa entró en
una crisis financiera mortal y el gobierno la estatizó.
Pero,
¿Cómo llegamos a la Universidad? Diez años después de la muerte de Torcuato Di
Tella, en el año 1958 sus hijos Guido y Torcuato formaron la Fundación y el
Instituto que llevan su nombre, en homenaje a la memoria de su padre: un hombre
visionario, emprendedor e incansable trabajador. Ambas instituciones estaban dedicadas
a promover la educación e investigación de alto nivel. Al principio tratando de
modernizar la educación artística y cultural, pero luego integrando nuevas
disciplinas hasta llegar a lo que es hoy: una Universidad con carreras de
grado, posgrado, programas de becas y estudios internacionales, como algunas de
sus actividades.
Increíble historia ¿no? Una para pensar mientras dibujamos, sentados en esa terraza increíble, tomando un cafecito y esperando la puesta de sol que teñirá de espectaculares colores el cielo de nuestra Ciudad. Sandra Machado
ELISA LAFERRIERE
MALVINA FERNANDEZ
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