viernes, 12 de marzo de 2021

Croquiseros Urbanos Bs. As - Décima Salida Virtual (Salida No 117) – La bombonera y entorno - 13/03/2021

Si hacemos un poco de memoria, en nuestra salida Nº 1 virtual, ya les conté un poco del barrio de la Boca, sus orígenes, sus casas de colores, de Quinquela Martín y, también, de la Plaza Solís que fuera escenario, en 1905, de la fundación del Club Atlético Boca Juniors, por un grupo de amigos con pasión por el futbol.
        En sus orígenes, la cancha estuvo ubicada en Dársena Sur y, luego en 1924, se trasladó a su lugar actual. En su inauguración, la pasión llevó a sus hinchas a trasladar, caminando, una bandera de Boca, desde el viejo sitio, hasta la nueva ubicación, para que el espíritu boquense bendijera la nueva morada. Era de estilo potrero, realizada en madera y mucho más pequeña que la actual, pero en el año 1933, el arquitecto esloveno Víctor Sulcic, ganó el concurso del proyecto del estadio que se inauguraría en 1940, donde se encuentra actualmente. Realizado en hormigón y con su particular forma, que se debe a la necesidad de construir un gran estadio, en un predio reducido. Es por eso que las bandejas superiores se adelantan a las inferiores, generando una pendiente poco común.  
        Camilo Cicero fue su primer dirigente y quien se puso al hombro la ilusión y gestión de la creación de ese estadio, quien hipotecó su casa, junto con otros miembros de la primera Comisión Directiva, para juntar los fondos del estadio. Ese estadio que cumplió 80 años el 25 de mayo de 2020, en la más absoluta soledad y con sus tribunas vacías, producto de la pandemia. Llevó su nombre hasta el año 2000, momento en el que cambió por el de Alberto J. Armando, quien fuera su presidente entre 1950 y 1970.
        Pero, ¿por qué se llama La Bombonera? Hay varias versiones sobre ello. Hay quienes dicen que le regalaron al arquitecto Sulcic, una caja de bombones con la forma del estadio y la llevaba a todas las reuniones con las autoridades del club y, otros, que dicen que su forma se parecía al recipiente “carritos bomboneras”, que usaban en la década del ´30, para recolectar la bosta de los caballos en la calle, y por lo cual, a sus hinchas, se los llama bosteros.
        Y sus colores no fueron siempre el azul y dorado. Sus camisetas, al principio eran blancas con un listón negro, cosido por la hermana de uno de los jugadores, luego fueron celestes, más tarde con rayas azules, hasta que llegó la inspiración por los colores de la bandera de un barco sueco, anclado en la Boca.
        El estadio, para el barrio de La Boca, es más que una mole de hormigón. Es el corazón del barrio y parte de su identidad. Todo parece girar en torno a él. Todo lo que lo rodea lleva sus colores, azul y dorado: las casas, los locales, sus hinchas. La Bombonera es su pasión, su religión, al punto que dicen que “la Bombonera es el estadio que late”. Y así debe ser, incluso los diarios ingleses, The Observer y The Sun, dijeron alguna vez, que “ver un Boca-River es la experiencia deportiva más intensa del mundo” y “numero uno de los 50 espectáculos deportivos que hay que ver antes de morir”.
        Desde su inauguración, las obras continuaron: en 1941 se instaló la segunda bandeja, en 1951 se construyó el tercer piso y, luego, se colocó la iluminación artificial. Más tarde, a partir de 1996, se amplió su capacidad, se construyeron nuevos palcos, tribunas, se colocó tablero electrónico, en 2012 se agregaron más plateas, en el 2015 se cambiaron los drenajes. Y hoy, con 207.000 socios en todas partes del mundo, ha quedado chico y se piensa en su ampliación: el “Boca 360”, que plantea el cierre definitivo del anillo, en su cuarto lado, canchas de jockey, piletas y quinchos, entre otros, en terrenos que comprarán, linderos al estadio actual.
        Y tardó … , pero también se abrió para ellas ya que, hace poco, se convirtió en sede del primer superclásico semiprofesional de futbol femenino, donde las Gladiadoras ganaron 5 – 0.
        Y como corazón de un barrio, encierra misterios. Dicen que de día y durante los partidos es sísmico, ya que el cemento tiembla y, de noche, es “una experiencia religiosa”. Para algunos está embrujado: cuentan qué por la noche, por sus pasillos del primer piso, camina el fantasma de una mujer y que hay espíritus que bajan a besar el pasto. Muchos hinchas dejaron las cenizas de sus muertos en el césped y, tal vez, sus espíritus allí están, incluso los guardias y trabajadores relatan que, de noche, se escucha el pique de una pelota.
        Y hay anécdotas y cábalas que quedan en la memoria: como cuando Julia Fieres, hincha y vecina, lava las camisetas de los jugadores de primera, porque no le gusta como quedan lavadas en los lavarropas de última generación del estadio; o, cuando un domingo salió a la cancha un tal Juan Román Riquelme, al que llamaron “un diamante en el barro”; o, cuando con 17 años, debutó Carlos Tevez, quien volvió a Boca en el 2015 por su amor a la camiseta; o, cuando su presidente Mauricio Macri, en los Boca – River, caminaba en cuatro patas por su despacho o salía a recorrer Buenos Aires en auto, porque no soportaba la tensión del partido; o, aquel hincha que dejó a su novia porque, desde que comenzaron a salir, no ganaron ni un partido y, cuando volvieron a perder, su novia lo plantó; o, cuando un fanático fue hasta Lujan y compró una virgen y tomó agua bendita, que les entregó a los jugadores antes de un partido, ofrenda que aceptaron y ese día ganaron; y otras, muchas más.

        En fin, no soy futbolera, pero la verdad que la historia me impresiona. Tal vez entiendo, ahora, el motivo de esa pasión y como pega en el alma de sus hinchas.  Hoy vamos a visitarla, algunos virtualmente, otros en vivo y en directo.  Nos toca transmitir ese espíritu en nuestras imágenes, croquis o fotos. Ojalá logremos plasmar en ellos esa magia que nos deja este relato y que, nuestra pasión, se una con la de sus hinchas                                                                                                                                                                                                                           Arq. Sandra Machado


 

Adhemar O. Rioja





Adriana Pedraglio 


Alicia Gelpi





Alex Sahores







Patricia Amodei




Ana Sloninsky




Anu Talvari



Carina Amarillo




Carlos Sáenz






Carlos Ford




Carlos Marino





Celia Guevara




Centurión



César Murga





César Malluk



Chuni Torrassa



Clara González Bolognesi





Claudia Fueyo



Coco Rasdolsky




Cordone




Daniel Ortiz




Daniel Venturini



Diego Escarrá



Dora Rud




Edgardo Minond



Edith Mandarano



Eduardo Di Clérico






Eduardo Liserra 





Eduardo Smudt



Eleonora Dorrego




Elisa Laferriere





Fito Besada




Gaby Terzano





Gustavo Colotto




Héctor Cavaliere



Horacio Noni



Irina Fallik





Juan Di Filippo



Juan Fricia



Juan San Gil





Laura Gerlero




Laura López



Laura Vacs 




Laura Lara



Lily Slutzky



Luis Marcellini



Magdalena Eggers



Malvina Fernández





Manuel Domínguez





María Catalina Alberto





María Isabel Romero




Mariano Manikis




Marita Salas




Martha Da Costa



Martha Privitelli



Milo Gómez Luengo



Mirta Prestia



Mónica Cura



Mónica Salvatori



Mónica Verduri





Ricardo Gersbach




Oscar Hernández




Oz Álvarez Rojas




Patricia Zappala




Ricardo Curti




Roberto Frangella





Rubén Cipolla



Sandra Barbale



Sandra Tabera



Sandro Borghini




Silvia Álvarez Bello



Silvia Simonit




Sonia Pesajovich




Stella Dotti




Susana Oviedo



Victoria Braunstein




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