La
Avenida Alvear no siempre fue la elegante avenida que conocemos hoy. En sus
comienzos, era apenas un camino de tierra llamado Bella Vista donde las
familias aristocráticas tenían sus quintas de descanso y por donde andaban carros
tirados por caballos. No fue hasta el año 1885 que se trazó oficialmente como
avenida, gracias al primer Intendente de la ciudad, Don Torcuato María de
Alvear, quien le puso el nombre en honor a su padre, Carlos María de Alvear. Arranca
en la Plazoleta Carlos Pellegrini, donde está su monumento y atraviesa los
barrios de Retiro y Recoleta, hasta llegar a la Avenida del Libertador.
La
epidemia de fiebre amarilla empujó a las familias más adineradas a mudarse a la
zona de Retiro y, con la apertura de la nueva avenida, muchas decidieron
asentarse allí. Aunque más tarde se trasladaron más al norte —Palermo o
Belgrano fueron los nuevos destinos—, dejaron en esa zona palacetes y casonas al
mejor estilo de la Paris de finales del siglo XIX, rompiendo con la estética tradicional
española e italiana que predominaba hasta ese momento. Algunas de esas joyitas
todavía siguen en pie y hoy nos dedicaremos a recorrer las que se encuentran en
el sector comprendido entre Rodriguez Peña y Callao, reconocidas, en el año
2002 por el Poder ejecutivo, como Monumentos Históricos Nacionales.
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La Nunciatura Apostólica (1637) fue construida entre 1907 y
1909 por el arquitecto Le Monnier como residencia de la familia Anchorena, que
nunca la habitó. En su momento, hasta fue utilizada por Torcuato de Alvear como
residencia presidencial. Más tarde la compró Adelia Harilaos de Olmos, una de
las mujeres más ricas de la época y muy devota, quien a su muerte la donó como
sede de la Nunciatura Apostólica. En él se combina la curva con las excelentes
proporciones, la ornamentación vegetal con la elegancia. Su planta es elíptica
rodeada de columnas y el edificio está coronado por una cúpula rebajada.
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El Palacios Duhau (1661), al lado de la residencia Maguire/Duhau,
fue construido en 1934 por el arquitecto Dourge. Tiene un estilo neoclásico con
influencia francesa. Su fachada tiene una parte central con cuatro columnas de
doble altura, que sostienen un frontis triangular, y laterales con
aventanamientos. Remata en mansarda con ventanas circulares. Actualmente allí funciona
el lujoso Hotel Park Hyatt.
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El Palacete Casey (1690) hoy es sede de la Secretaría de
Cultura de la Nación. Obra del arquitecto Ryder, finalizado en 1889, tiene un estilo
tardo victoriano y combina fachadas de ladrillos a la vista con símil piedra
París. Pasó de ser una chacra en las afueras de la ciudad a convertirse en vivienda,
quinta, casona y mansión, incluso llegó a palacete cuando perteneció a un
inmigrante irlandés. Después de haber pasado por doce dueños lo adquirió el
estado y hoy funciona allí la Comisión de Monumentos, Lugares y Bienes
históricos.
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La Residencia Maguire (1693), también conocida como ex Duhau,
fue construida hacia 1890 por el mismo Carlos Ryder, para el ingeniero
Alejandro Hume, y sus jardines los diseñó, en 1913, el paisajista francés
Carlos Thays. Es un palacete en estilo tardo-victoriano construido con
materiales importados de Escocia. Sus fachadas combinan ladrillos a la vista
con revestimientos símil piedra Paris.
En
la cuadra siguiente hay otras más:
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La sede de la Casa de las Academias Nacionales (1711), fue construida
por el arquitecto Bustillo en 1925 como edificio de renta. Su estilo es francés
y cuenta con un almohadillado en la planta baja y primer piso y revestimiento
de símil piedra París. Remata en un frontis sin ornamentar y techo mansarda de
pizarra.
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La Galería Alvear (1761) terminada por el arquitecto Dubourg
en 1957. Sus interiores son sinuosos y la iluminación, a través de gargantas
que ocultan los artefactos. Los murales interiores son del músico y poeta Raúl
Monsegur. Tiene una terraza verde o jardín secreto rodeado por los edificios
vecinos. La fachada del edificio es la de un clásico edificio de la zona, con
acceso independiente para los vecinos y las galerías tienen en su entrada una
marquesina que las identifica.
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El Palacio Llobet (1780) fue levantado como residencia del
Embajador Argentino ante la Santa Sede, José Llobet, quien se la encargó al
arquitecto uruguayo Arturo Prins y al austríaco Ranzenhover, en el año 1904. Se
encuentra retirado de la línea frontal y su estilo es academicista francés, con
influencias del uruguayo y motivos del Art Nouveau. Remata con una buhardilla
de pizarra y mansardas. Las barandas de los balcones, rejas y puerta de acceso
están hechas en hierro con gran trabajo artesanal. En el año 1998 fue rentado
por la empresa Ralph Lauren hasta el año 2012, en el que quedó abandonado hasta
que una firma de alta perfumería tomó a su cargo la restauración.
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La Academia Nacional de Ciencias Económicas (1790)
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El Edificio Ayerza (1799), de estilo academicista clásico,
construido en 1939 por el arquitecto Ayerza con estilo neoclásico francés. El
retiro de la línea municipal para la entrada de autos le da privacidad a la
planta baja. La silueta y las ventanas toman la curva de la esquina, las
columnas van desde el piso hasta el inicio del techo, que remata en pizarra y en
los laterales vemos frontis sin ornamentación. La planta baja tiene
almohadillado y la parte superior esta realizado en símil piedra.
Muchas
de estas casonas tenían sus contrafrentes orientados hacia la barranca con
vista directa al Río de la Plata, un paisaje que hoy está muy lejano. Claro
ejemplo de cómo cambia todo por la transformación urbana. Esta avenida que fue
un barrio residencial de elite, vivió su auge comercial en los ´90, cayó en la
decadencia en el 2010 y ahora está en recuperación.
Actualmente,
toda la Avenida Alvear forma parte del Distrito BAFA (Buenos Aires Fashion
& Arts), proyecto impulsado por Sebastián Calfun (director de su marca) y
el Gobierno de la Ciudad. La idea es convertir la zona en un polo de moda,
arte, gastronomía, hotelería y joyería, movida a la que también se sumó el Patio
Bullrich, similar a ciudades como Milán. Incluso el Gobierno de la Ciudad
incluyó varios de estos edificios en el Plan de Restauración.
Nos
encontraremos en un rincón de Buenos Aires que recibió a Papas, Reyes y hasta
actores de renombre… y que hoy es redescubierto por los Croquiseros Urbanos de
Buenos Aires, que siempre encuentran algo nuevo para contar con sus dibujos.
Sandra Machado
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