martes, 17 de diciembre de 2024

Croquiseros Urbanos Bs. As. - Salida Nº 162 - Parque Avellaneda - 14/12/2024

    Pensar en la Ciudad de Buenos Aires como una zona rural donde había estancias y se pudiera hacer vida de campo parece una película de ciencia ficción, pero no lo es. Y nos lo demuestra el único casco de estancia que sobrevivió al paso del tiempo: La Casona de los Olivera que se ubicaba sobre un terreno de 1200 hectáreas, llamado la Chacra de los Remedios, limitando al norte con el arroyo Maldonado, al sur con el Riachuelo, al este con la Avenida Lacarra y, al oeste con la avenida Escalada.
    En el año 1727 se creó la Hermandad de la Santa Caridad de Nuestro Señor Jesucristo que poseía, en esas tierras, una capilla (hoy Parroquia San Miguel) y un oratorio bajo la protección de la Virgen de Nuestra Señora de los Remedios, nombrada Patrona Menor de la Ciudad. En 1755, la Hermandad fundó el Colegio de Niñas Huérfanas y dispuso de una chacra, que hoy es parte del barrio y que tuvo diferentes usos: como cementerio para pobres y víctimas de epidemias y para ubicar el Colegio y el Asilo y para el Hospital de mujeres.  En el año 1820 Bernardino Rivadavia, con motivo de la reforma eclesiástica, confiscó los bienes de la Hermandad y la finca donde funcionaba el Asilo lo cedió a la Sociedad de Beneficencia. Unos años más tarde, en 1828, los bienes salieron a remate y los compró Domingo Olivera, donde instaló un centro de experimentación agrícola ganadero y la antigua casona para su familia. Los terrenos fueron sufriendo fraccionamientos a lo largo del tiempo, al igual que la casa sufrió modificaciones con del paso de las generaciones. El ingeniero Carlos Olivera, uno de sus hijos, construyó, en 1870, la casona que vemos hoy, sobre las bases de la construida por su padre, Domingo, en 1838, donde estaba el Colegio de Niñas. Una casona con cuatro volúmenes de tres niveles unidos por un cuerpo central de dos, que combina varios elementos arquitectónicos: del estilo italiano, como columnas y ornamentos de su fachada; del estilo francés como los volúmenes con mansardas, hoy modificados por chapa negra; del estilo rural, como la amplia terraza y torres en los extremos de la fachada. Además, una escalera central en el acceso que marca el estilo señorial.
    Para finales del siglo XIX comenzaron a tomar forma en nuestro país las ideas higienistas y con ellas la necesidad de la creación de espacios verdes públicos, no solo para la oxigenación del ambiente, sino para el mejoramiento de la salud. Es así que el ingeniero agrónomo Benito Carrasco, sugirió a la Municipalidad la compra de terrenos sin fraccionar, estratégicamente ubicados, para crear Parques Públicos. El área del Parque Avellaneda fue uno de ellos, conjuntamente con Parque Saavedra, el Bañado de Flores y Agronomía. Así en el año 1912, la Municipalidad compró 30 hectáreas de la estancia de los Olivera, en el espacio delimitado por las avenidas Lacarra, Directorio, y las calles Monte y Florentino Ameghino. El 15 de noviembre de 1912 el nieto de Domingo Olivera hizo entrega de las tierras al entonces director general de Parques y Paseos, Carlos Thays, y en 1914 se inauguró el Parque Avellaneda.
    En el hay más de 120 especies de árboles, alrededor de 34 variedades de arbustos y varias especies de aves. En el año 1913 se construyó un tambo para la producción de lácteos y el acopio de granos que, en 1927, fue pionero en la conservación de leche y distribución al pueblo de Flores debido a una innovadora cámara frigorífica. Su estructura era cemento y mampuestos de madera, que también servían de ornamentación, y techo de tejas. Hoy funciona como Centro de Artes Escénicas. En 1925 se construyó un natatorio, el primero público de la ciudad, cuyo edificio dio mucho que hablar por su lujo, con reminiscencias de los edificios de aguas termales de la antigua Roma, y hoy es una escuela y centro cultural. En el sector noroeste hay un vivero, de 1917, que abastecía de árboles y flores al resto de la ciudad. También tenía un mástil, un trencito que lo recorría, varias esculturas de autores famosos como la Tejedora de Luis Perloti y un espacio de meditación donde antes había un patio de juegos. Desde el año de su inauguración fue un parque muy popular, sobre todo teniendo en cuenta que siempre tuvo una función social y pública orientada a dotar de beneficios a los habitantes de la zona, gente humilde y alejada del centro. Pero la llegada de la Autopista en los años ´70 lo hizo caer en un período de decadencia y abandono. Gracias a esfuerzos combinados entre vecinos y gobierno pudo volver retomar acciones para la participación ciudadana en deportes, cursos, exposiciones, talleres y visitas guiadas, entre otras cosas, y se hicieron obras de mantenimiento y mejoramiento general que continúan hasta hoy.
    Pero Parque Avellaneda no es solo un parque, sino un hito alrededor del cual se fueron instalando familias de inmigrantes, sobre todo italianos, que buscaban terrenos económicos. Se fue formando el barrio, que lleva el mismo nombre, y que delimita con los de Floresta, al norte, Flores, al este, Villa Soldati, Villa Lugano y Mataderos, al sur, y Villa Luro y Vélez Sarsfield, al noroeste. Un barrio tranquilo, con espacios verdes como plazas y plazoletas, con calles anchas y arboladas al que la autopista dividió hace un tiempo atrás, quitándole un poco de su imagen y comunicación entre los sectores en los que quedó separado. En su interior hay varias iglesias y parroquias y el Barrio Alvear, creado por la Comisión de Casas Baratas, un barrio de 127 casas que se terminó en 1940 con la incorporación de monoblocks que cambiaron su fisonomía.
    Y dejamos atrás otro año de buenos momentos y nuevos lugares. Hoy no los invito con café, sino champagne, ya que mi deseo para el 2025 es que nos volvamos a encontrar y a disfrutar de estos instantes que quedarán en nuestros dibujos y en nuestra memoria.
Sandra Machado


JUAN SAN GIL




GABRIELA TERZANO




MARTA PRIGOSHIN



ALBERTO MESYNGIER




EDUARDO LISERRA






ADRIAN MUIÑO




MARCELA SUAREZ






RODOLFO BESADA















 


miércoles, 20 de noviembre de 2024

Croquiseros Urbanos Bs. As. - Salida Nº 161 - Lavalle y San Martín - 16/11/2024

    La calle Lavalle es una arteria de nuestra ciudad que recorre de este a oeste los barrios de San Nicolás, Balvanera y Almagro. Nació en el 1800 como una calle de tierra, veredas de ladrillos que variaban su altura de acuerdo a la pendiente, con casas de una sola planta construidas con adobe o ladrillos, techos de tejas y pocos ornamentos, puertas labradas y rejas en las ventanas. Su nombre fue cambiando de acuerdo al humor social de la época. Se llamó Del Parque porque conducía al Parque de Armas ubicado donde hoy se encuentran los Tribunales, y luego Merino, en honor a un general británico, para terminar, siendo Lavalle, en honor a un general que peleó las guerras de la independencia y las de unitarios y federales. Durante a 2º Guerra Mundial cesa la importación de películas extranjeras, así que se transformó en la calle del espectáculo, primero gracias al teatro y después, al cine. Vio pasar gente de la alta sociedad, las grandes tiendas, presidentes, y el tranvía, hasta que, en 1978, ya peatonal desde la Av. L. N. Alem hasta Carlos Pellegrini, se convirtió en la “calle de los cines”.
    Por otro lado, la calle San Martín, corre de sur a norte y recorre los barrios de Retiro y San Nicolás. Fue una de las primeras calles de la ciudad que nació cuando Juan de Garay, en 1580, realizó el primitivo trazado en forma de damero de la Ciudad de Trinidad. Sus manzanas cuadradas fueron repartidas entre los miembros de su expedición, para que se instalaran las primeras familias, las patricias, descendientes de los fundadores. Nace en la Plaza de Mayo y se interna en la “city porteña”, la zona bancaria o microcentro, y en ella se asentaron las casas matrices de los grandes bancos. Ambas calles, Lavalle y San Martín, se cruzan durante su recorrido en el barrio de San Nicolás y en él encontramos los edificios más emblemáticos de la ciudad.
    Hoy, varios de ellos han sido parte del Plan Microcentro de restauración e iluminación de fachadas de la ciudad, que incluye 70 edificios históricos, buscando recuperar su belleza arquitectónica, retirando los elementos no originales, aumentando su valor patrimonial, y colocando iluminación que resalte los ornamentos de sus fachadas. En este cruce, sobre la calle San Martín, encontramos, entre otros:
·                     La Casa Roca, (en el 579), inaugurada en el año 1908, encomendada por el presidente Roca al arquitecto Sauze como residencia para sus hijas. Fue construida en estilo neo Luis XVI y su frente, realizado en piedra Paris, fue esculpido en Francia y armado en Buenos Aires. Su fachada es proporcionada, con poca decoración. Se destacan las barandas de balcones y ventanas y la decoración del acceso sobre la puerta de madera con una ventana, en la parte superior, de bordes curvos. Su restauración finalizó en el año 2014.
·                     El Edificio Mayol, (en el 543), construido por el ingeniero Mayol en el año 1917 para edificio de renta. Su estilo es academicista francés y nos lo demuestra su fachada con su simetría, la terminación en almohadillado y el remate en mansarda. Las puertas y ventanas tienen arcos de medio punto combinados con dinteles rectos y arcos apaneilados. También se destacan dos pilastras sostenidas por grandes ménsulas. Su restauración finalizó en el 2014.
·                     El Edificio Bellocq, (en el 551), obra del arquitecto Bunge realizado en 1928, de estilo academicista francés y formado por varios cuerpos que dan a un patio central con jardines y estatuas. Su fachada es simétrica con ventanas rectas y otras con arco de medio punto, balcones, y remate en una cornisa recta. Su basamento incluye un pórtico donde estaba la entrada principal, que daba directamente al patio, pero que luego fue cerrada por un local comercial.
·                     El Edificio Anchorena, (en el 523), construido en 1924 y luego, ampliado en 1934. Tiene ventanas y puertas rectangulares o con arcos de medio punto, techos planos, pilastras, balcones y cúpula. Las cornisas rectas toman la esquina con curvas en los ángulos y el conjunto se va escalonando hacia arriba.
·                     El Edificio La Argentina, (en el 518), construido por los arquitectos Enrique Macchi y Felix Distasio. Su fachada consta de una sucesión de ventanas y molduras rectas en las cornisas, que siguen la curvatura de la ochava, y balcones en los laterales con salientes en la parte central creando un movimiento en zigzag de la fachada. El remate del edificio, a medida que sube, se va escalonando, finalizando en una pequeña torre circular. En el año 2015, finalizó su restauración. Y ahora pasemos a los chimentos, ya que, en el subsuelo de esta esquina, muchos años atrás, en 1937, se encontraba la Boite Gong, por la que pasaron famosos, desde Aristóteles Onassis hasta Luis Aguilé o Mecha Ortiz, pero en el año 1960, ese subsuelo se convirtió en el Bodegón La Pipeta, un santuario del buen comer porteño, junto al Mercado del Centro y el Mercado de la Pizza, que todavía existen.
    Lamentablemente, toda esta zona, con el surgimiento de nuevas tecnologías, las crisis económicas, y la pandemia, fue muriendo lentamente. Y si bien el GCBA intentó mejorarla, hoy son calles sin estilo, un rejunte de comercios que venden baratijas, bares y restaurantes al paso, con un bingo donde antes había un cine y los llamados arbolitos que ofrecen venta ilegal de monedas extranjeras.
    Ahora los invito a viajar por los recuerdos y les cuento los míos. Caminando por Lavalle, en el siglo pasado, cuando iba hasta allí para ver una película de moda, era imposible caminar cuando llegaba la hora del inicio o la finalización de la función por la gran masa de gente que invadía la peatonal, sin contar que, si había algún estreno argentino, se sumaba la locura de los fans ante la llegada de los artistas involucrados en sus limusinas. Ese paseo ameritaba buena pilcha, no un jean, remera y zapatillas. Las mujeres íbamos con vestido, zapatos de taco y cartera, y en invierno tapado largo, y los hombres, de traje y corbata. Era “la salida”. Las grandes marquesinas iluminadas coronaban los frentes imponentes de las grandes Salas de Espectáculos, edificios realizados, en algunos casos, por arquitectos de renombre. Todo era luz y en las carteleras, se anunciaban las películas con imágenes gigantes. Imposible no recordar el glamour.
    Pero volvamos al siglo XXI, a nuestra realidad. Hoy solo queda un cine por Lavalle, el Monumental, la llamada Catedral del Cine, pero que pertenece a la cadena Multiplex y no es una sala, sino varias. Y los otros edificios todavía existen, pero están escondidos detrás de sus fachadas y su arquitectura quedó mimetizada con iglesias, galerías, gimnasios, bingos, comercios varios, o cadenas de farmacias. A eso se suma la música estridente, que sale de los diversos negocios, y que se fusiona con el grito de ¡cambio!¡cambio! y los carteles de neón, con los de local en alquiler. Sin embargo, para los ojos entrenados de los croquiseros, no todo está perdido, ya que podemos dibujar el presente a partir de ese pasado que solo vive en nuestros recuerdos. 
Sandra Machado






MANUEL DOMINGUEZ







ELEONORA DORREGO








DIEGO ESCARRÁ







EDUARDO LISERRA









ADRIAN MUIÑO








EDUARDO CALOCERO








GUSTAVO COLOTTO
 






SONIA PESAJOVICH







SANDRO BORGHINI










GABY TERZANO








CLAUDIO PEREZ REY









EDGARDO MINOND







NELIDA LANZA
  







EDUARDO SMUDT






SANDRA TABERA







MARITA SALAS






CHUNI TORRASSA








ADHEMAR ORELLANA RIOJA











MARIA CATALINA ALBERTO









MARTHA SUSANA PRIVITELLI









COCO RASDOLSKY

  




STELLA DOTTI







RUBEN CIPOLLA








RICARDO GERSBACH
 






OSCAR HERNANDEZ









RODOLFO BESADA







ELIZABET ACEVEDO








VICTORIA BRAUNSTEIN







CARINA AMARILLO






MALVINA FERNANDEZ







MARCELA SUÁREZ










LAURA VACS






JUAN SAN GIL






MARTA PRIGOSHIN





PATRICIA ZAPPALA








CESAR MALLUK






ELISA LAFERRIERE