La Plaza Italia que vemos hoy es muy distinta a la
original, salvo por el monumento a Garibaldi, que todavía vigila el río desde
allí. Aun así, sigue siendo un punto neurálgico de la ciudad, con flujo de
gente constante y transportes que conectan la ciudad en todas direcciones. El
GCBA, en su plan de renovación de plazas y plazoletas, la puso en valor como a
tantas otras: renovó los pisos para mejorar el drenaje, sumó canteros con
nuevas especies, despejó la vegetación, colocó iluminación Led y bancos nuevos.
También restauró el monumento y la columna romana de 2000 años de antigüedad
—traída del mismísimo Foro Romano y donada por la ciudad de Roma como símbolo
de amistad—. Pero… siempre hay un pero: para conocerla realmente, debemos remontarnos al año en
el que comenzó su construcción, 1898. En aquel tiempo se la llamaba la Plaza de
los Portones, por los enormes portones que marcaban la entrada a la quinta de Juan
Manuel de Rosas. Se ubicaban justo donde hoy comienza la Av. Sarmiento (antes
llamada Av. de las Palmeras), justo frente a la Plaza Italia. Desaparecieron en
1917 y, el que vemos hoy en el Ecoparque es una réplica, más pequeña. Eran dos
portones de hierro fundido, enmarcados por arcos de medio punto con basamento y
pilastras. Tenían cinco accesos: tres para carretas y dos peatonales en los
extremos. En esa época, decir “Vamos a los portones”, significaba ir al Parque
Tres de Febrero.
Ubicada en el barrio de Palermo, sobre la Avenida Santa Fe,
la plaza conecta en diagonal con la Av. Las Heras (antes llamada Chavango) y
está delimitada por las calles Gurruchaga y Thames. A diferencia de otras
plazas porteñas, no nació de un hueco, ni de un basural, ni de un mercado. Sin
embargo, el terreno era bajo, pantanoso e inundable. El agua corría como un río
por la Av. Santa Fe, debido a la cercanía con el arroyo Maldonado, y las
carretas se atascaban hasta los ejes, convirtiendo el camino hacia Belgrano en
una auténtica tortura.
Pero el empedrado llegó y con él, también el tranvía. De esta
plaza partió, por primera vez, el tranvía eléctrico color rojo de la estación
Portones, con cuarenta pasajeros sentados. La estación Portones, perteneciente
a la Compañía Anglo Argentino, estaba ubicaba donde hoy se encuentra la
sucursal del Banco Nación, detrás del monumento a Garibaldi y funcionó hasta
1961. A partir de 1910 la plaza se convirtió en una especie de “plaza del
pueblo”: era punto de encuentro de gente del interior que llegaba a la ciudad a
buscar trabajo y, los fines de semana, se sumaban los vecinos de la Capital que
iban a disfrutar del verde y el aire libre.
Plaza Italia está rodeada por el zoológico —hoy
Ecoparque— y el Jardín Botánico, que antiguamente formaban parte del Parque
Tres de Febrero y, en la otra esquina, cruzando la Av. Sarmiento, se encuentra
la Rural. A su alrededor encontramos algunos edificios interesantes. Justo detrás
del monumento a Garibaldi, se alzan tres construcciones de estilo racionalista,
una corriente de la arquitectura moderna que prioriza la funcionalidad y la
simpleza de las formas geométricas, dejando de lado la decoración superflua. Entre
ellas está la sucursal Palermo del Banco Nación.
Sobre la Av. Santa Fe, en la esquina con Uriarte, se
encuentra la Parroquia Sagrada Eucaristía, levantada después del Congreso
Eucarístico Internacional de 1934. Fue obra del arquitecto Federico Ruiz
Guiñazú y se inauguró en 1952, en un terreno que pertenecía al arzobispado. Su
arquitectura combina elementos premoldeados de hormigón con paredes de
ladrillo. La nave central remata en una bóveda de cañón corrido y en los
laterales, grandes ventanales con vitrales multicolores dejan pasar la luz. En
el presbiterio destaca una pintura de Nora Borges —hermana del escritor—, con
un fondo azul, ángeles y niños, que contrasta con una cruz blanca.
En 1866 un grupo de representantes del campo fundó la
Sociedad Rural Argentina. Años más tarde, el Estado le cedió doce hectáreas en
Palermo, delimitadas por la calle Fray Justo Sta. María de Oro y las avenidas
Cerviño, Santa Fe y Sarmiento, para que allí se hicieran exposiciones
nacionales e internacionales. En 1910, con motivo del aniversario de la Revolución
de Mayo, Argentina quería mostrar al mundo todo su esplendor. Entre los
edificios que se levantaron para esa ocasión estuvo el Pabellón Frers, con su
frente sobre la Av. Santa Fe. Diseñado por los arquitectos Vinent, Maupas y
Jauregui, es el único que sigue en pie —junto con el Pabellón Postal del
Regimiento Patricio—. En sus inicios, albergó la muestra de Industrias Agrícolas
y, más tarde, el Museo de Agricultura. Su arquitectura combina elementos de estilo
academicista francés, como el techo de mansarda (que ya no existe), con características
más utilitarias, como los grandes ventanales que iluminan el interior y la
estructura de hierro fundido, invisible desde afuera.
Y pronto desembarcarán los Croquiseros: cuaderno y lápiz
en mano, dispuestos a retratar hasta el último banco nuevo. Pero ojo, no se
queden allí… cualquier cosa que se les ponga delante puede caer en sus hojas.
Algunos todavía no los conocen, pero son expertos en escrachar al que se duerme
al sol, al que espera el bondi o incluso al que mira raro. Hay que andar con
cuidado… son peligrosamente creativos. ¡Y no hay escapatoria!
Sandra Machado
SANDRA TABERA
ADRIAN MUINO