Situada en el barrio de Monserrat, fue la primera Avenida de la República y de Sudamérica. Columna vertebral del centro histórico y cívico de la ciudad. Une majestuosamente, la Casa de Gobierno en Plaza de Mayo con el Congreso Nacional.
Escenario, antes y ahora, de las más diversas manifestaciones sociales. Por ella transitaron presidentes electos, el día de la asunción de su mandato; fue marco de recepción de importantes visitantes extranjeros; vivió intensamente, manifestaciones sociales; festejó con alegría fechas patrias y lloró con tristeza, la muerte de personajes ilustres, cuando sus cortejos fúnebres transitaban por ella.
Con los frentes de sus sofisticados edificios art nouveau, neoclásico y ecléctico, se convirtió en el mejor ejemplo urbano de la prosperidad argentina del siglo XX.
A pesar de que su planeamiento fue muy debatido por los excesivos costos, resistido por las expropiaciones, criticado por lo superfluo y postergado por discusiones políticas, finalmente nació opulenta y majestuosa, inspirada en los bulevares de Paris. Sin embargo, la afluencia de inmigrantes españoles, le dio un carácter hispánico a tal punto, que es comparada con la Gran Vía madrileña. Con sus 30 metros de ancho y la altura de sus edificios entre 20 y 24 metros, debía cumplir con preceptos que aseguraran la homogeneidad arquitectónica. Fue inaugurada oficialmente el 9 de julio de 1894 entre pomposidad, alegría, fuegos artificiales y marchas de antorchas. Mucho después, en 1911, comenzó por debajo de ella, la construcción del primer subterráneo de América Latina, la Línea A.
Sin embargo, poco a poco, tuvo lugar su decadencia edilicia. Colaboraron, la remodelación de la Av. 9 de Julio y la construcción de edificios de oficinas modernos que no cumplían con las condiciones arquitectónicas. Alcanzó su máximo punto en el año 2001. Pero a partir del año 2004, comenzó el resurgimiento con la colaboración del Gobierno Español.
Si hacemos un recorrido del sector que hoy visitamos podremos ver entre Bolívar y Perú, las entradas a la estación museo de la Línea A; el ala norte del Cabildo y su acceso al patio trasero; el Pasaje Roverano, de líneas arquitectónicas elegantes, que une la Av. con la calle Hipólito Yrigoyen; el Palacio Municipal, sede del gobierno porteño; la Casa de la cultura construida por Agote y de Gainza a fines del siglo XIX para sede del periódico La Prensa y el edificio de la tienda Gath y Chaves con su confitería London City y su fachada de hierro y vidrio.
Entre Perú y Chacabuco, el comienzo de la calle Florida; el restaurante Pedemonte que aún conserva la boiserie y los vitrales originales; el Pasaje de la Resistencia con fachadas entre francesas e italianas y finos trabajos de herrería.
Entre Chacabuco y Piedras, el edificio Cubo Drabble proyectado por el Arq. Buttner; el Pasaje Urquiza Anchorena, realizado por el Arq. Sanguinetti; el Palacio Vera.
Entre Piedras y Tacuarí, el Hotel Windsor; el café Tortoni; el edificio que perteneció a la antigua empresa Siemens.
Entre Tacuarí y Bernardo de Irigoyen, el Hotel Astoria; el Hotel España, muy degradado; la abandonada casa Gregorini; el Hotel Novel, proyectado por Christian Schindler, uno de los principales arquitectos de esta avenida.
Y seguramente muchos más, que a los ojos croquiseros aparecerán escondidos por ahí. La tarde del sábado nos encontrará dibujando, plasmando en nuestras hojas, un poquito de este maravilloso lugar, que fue parte de nuestra historia. Con acuarelas, con óleos, con lápiz o tinta, con papeles blancos o de colores… no importa. Lo que importa es estar y ser parte del momento.
… y al caer la tarde tendremos un final especial, ya que festejaremos un año más, de Croquiseros Urbanos de Buenos Aires.
Arq. Sandra Machado
Roberto Frangella
María Catalina Alberto
Rubén Cipolla
Sandra Massazza
Adhemar Orellana Rioja
Manuel Dominguez
Diego Escarrá
Eleonora Dorrego
No hay comentarios:
Publicar un comentario