"ORA ET LABORA" - "REZA Y TRABAJA" ...
... es el lema bajo el cual vive la familia benedictina. Llegaron a Buenos Aires entre 1914 y 1915, 6 benedictinos que formaban parte de la Abadía Castellana de Santo Domingo (Burgos, España) y entre ellos llega Fray Andrés Azcárete, que se ordena sacerdote. Primero van a la provincia y más tarde, se instalan en la zona de Belgrano/Palermo, donde comienzan la búsqueda de un lugar donde instalar un monasterio, para realizar su misión sacerdotal.
La manzana donde se emplaza hoy la Abadía de San Benito, era parte de un pago que le realizara Juan de Garay a Antón Bermúdez, español presente en la fundación de Buenos Aires, convirtiéndolo en uno de sus primeros vecinos. Zona de quintas periféricas del “pueblo de Belgrano”, con límites indefinidos, cuyas sucesivas subdivisiones dieron lugar a residencias suntuosas, de importantes dimensiones y excelente factura arquitectónica. A las mega manzanas, como las de hoy el Hospital Militar, las embajadas, colegios y universidades.
En 1872, Ernesto Tornquist adquiere la fracción entre Luis María Campos y Villanueva, Maure y Olleros. Y gracias a su hijo Adolfo que era sacerdote salesiano, y a colectas organizadas por señoras de la alta sociedad, en 1922 los benedictinos comienzan a adquirir las tierras, de la manzana en cuestión, para construir la futura Abadía.
Antes de la adquisición, en 1920 se coloca la piedra fundamental de la Iglesia del Santo Cristo. Se contrataron famosos arquitectos, como Alejandro Bustillo, pero el proyecto definitivo fue realizado por Eleuterio González, uno de los primeros monjes llegados a Buenos Aires. Este monasterio fue: celda, Priorato simple, cuyo párroco fue Fray Andrés Azcárete, Priorato conventual y finalmente en octubre de 1950, pasa a ser la Abadía de San Benito de Buenos Aires.
Hasta 1929, el monasterio fue concebido como lugar de retiro. Allí vivían los monjes, cuando el barrio era un páramo, alejado del ruido de la ciudad. Pero la 2º mitad del siglo, trajo cambios vertiginosos. En 1971, los monjes se retiraron a Luján, en busca de la paz perdida. El edificio fue abandonado hasta 2014, cuando fue sede de Casa Foa. Luego sufrió un proceso de restauración hasta que se reinauguró como La Abadía, Centro de Artes y Estudios Latinoamericanos, cuando los benedictinos la cedieron a un movimiento católico, que decidió convertirlo en un centro cultural. La idea era una remodelación que no hiciera perder su clima monástico.
Las celdas de PB fueron transformadas en salones de música infantil, las once salas de arriba se unieron para crear salones para exposiciones, cuenta con una importante biblioteca y un auditorio. Su gran pulmón verde central permite contemplar los arcos de medio punto y sus capiteles románicos. Todo en un predio de 5000 metros cuadrados con imponente arboleda.
Y allí nos encontraremos, probablemente en un día gris y lluvioso, para dejar nuestra pequeña marca, en ese lugar, como lo hemos hecho en tantos otros de esta ciudad.
Arq. Sandra Machado
Beatriz Gonzalez
Carlos del Monte
Carlos Saenz
Daniel Miranda
Eduardo Di Clerico
Gaby Terzano
Irina Fallik
Juan Aiello
Laura Vacs
Manuel Dominguez
Mariano Manikis
Marina Medina
Mayca
Milo Gomez Luengo
Mono Gersbach
Roberto Frangella
Ruben Cipolla
Sandra Massazza
Sandro Borghini
Silvia Poveda
Susana Oviedo
Cesar Malliuk
Carlos Firvida
Adriana Pedraglio
Eduardo Smudt
Patricia Amodei
Elisa Laferriere
Cesar Robles
Carlos Ford
Malvina Fernandez
Alex Sahores
Edgardo Minond
Horacio Noni
Claudia Fueyo
Elena Aquarone
Silvia Alvarez Bello
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